Estado de ánimo triste o irritable
Un niño deprimido, no sólo es aquel que llora o está triste, quizás te sorprenda, pero muchas investigaciones establecen que los niños tienen depresión también pueden manifestarla a través de una irritabilidad mayor de lo habitual con rabietas. Como no entiende lo que le está pasando, quiere estar solo y tú sigues proponiéndole planes o actividades, es posible que en tu afán por ayudarle, se sienta presionado/a y empiece a tratarte mal, tener faltas de respeto, insultarte… con el único fin de que te alejes de él o ella y poder estar solo/a.
Falta de interés en actividades
Ha dejado de interesarlo aquellos juegos o actividades que antes le motivaban mucho. Por ejemplo, ya no quiere salir con sus amigos al parque, ha dejado de jugar con sus juguetes favoritos, apenas quiere salir ni participar en sus actividades favoritas…
Además, de estos síntomas que pueden sugerir una reacción depresiva, en ocasiones vienen acompañados de otros síntomas más, (¡ojo! tu hijo no tiene por qué experimentar todos los factores que describimos a continuación, pero quizás alguno si) como:
Falta de atención tanto para tomar decisiones como para concentrarse en una tarea
Es muy probable que el profesor/a o tú mismo/a te des cuenta que está más distraído de lo habitual y que incluso le está afectando a su rendimiento escolar o le cueste recordar tareas sencillas que antes
Alteraciones en el apetito
Puedes encontrarte los dos extremos tanto niños que comen mucho y se dan verdaderos atracones de comida, como niños que comen muy poco y empiezan a perder peso.
Problemas de sueño
El sueño es otro de los factores que se va a ver alterado cuando un niño tiene depresión: tanto si tu hijo no logra conciliar y tener un sueño reparador como si se pasan el día durmiendo o si las siestas son demasiado largas.
Cansancio sin apenas actividad
Otra cuestión a tener en cuenta es la energía, puesto que puedes ver que se queja de estar cansado/a sin haber hecho mucha actividad diaria. Es más, a veces hasta le notes lento en sus movimientos. Este hecho de forma aislada puede hacer que pienses que es un quejica, vago… pero en algunos casos, el trasfondo es una reacción depresiva.
Baja autoestima
Es posible que tu hijo se empiece a disculpar por todo, sienta que es un inútil sin venir a cuento, no le guste nada de lo que hace o incluso de sí mismo. Cuando empieces a observar que se echa la culpa de forma excesiva o se siente incapaz de realizar cualquier tarea y además está unido a los anteriores síntomas que hemos descritos anteriormente es importante que se lo comentes al especialista si decides acudir a una sesión.
Si esta sintomatología va a más, es posible que incluso tu hijo/a empiece a hablar de la muerte y de quizás ha pensado en quitarse la vida en alguna ocasión. Lejos de tomártelo a risa o infravalorar lo que te dice, sería conveniente que lo tuvieras muy en cuenta y tomaras una decisión al respecto para que el problema no siga avanzando.
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